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Me cambio de nombre o de país

En la era en la que todas las opiniones valen, y todo el mundo es conocedor, o incluso experto, del derecho tributario y de la fiscalidad aplicable a los futbolistas, empezamos a ver de continuo a personajes públicos en las noticias de las tres, y no precisamente en la sección de deportes o de sociedad.

No hay en España ahora un plan de control tributario contra las lámparas que atraen a los mosquitos. Ni contra los que se llamen Cristiano. No es cierto. Y él no está ahí por llamarse Cristiano. Si se llamara Manolo y hubiera montado distintas sociedades en paraísos fiscales con una estructura sin sustancia también estaría ahí. Si la inspección pensara que Argimiro solo tiene empresas en el exterior para tributar menos también estaría ahí. Nosotros tenemos en el despacho a personas cuyo nombre es tan sencillo como Salvador, Juan, Vicente… y también están ahí.

Adiós secretitos en Panamá

Cuando estamos acabando de digerir el 720 (declaración sobre Bienes y Derechos situados en el Extranjero), llega el modelo 232 (Declaración Informativa de Operaciones Vinculadas y de Operaciones y situaciones relacionadas con Países y Territorios considerados como Paraísos Fiscales) y, en un futuro no muy lejano, llegará desde Bruselas la obligación de informar sobre operaciones potencialmente abusivas que sean promovidas por intermediarios fiscales establecidos en la Unión europea.

La (des)igualdad tributaria en España

Todos damos por sentado que los españoles somos iguales ante la ley, y así lo establece el artículo 14 de nuestra Constitución, sin que pueda existir discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Tan iguales han pretendido que seamos que incluso sentaron a nuestra infanta en un caso en el que a nivel penal nada pintaba, rompiendo este aserto constitucional para acallar a los ciudadanos, haciendo una barbaridad jurídica y moral, como así se ha demostrado durante el juicio y probado con la sentencia. Pues bien, esta premisa aún puede quebrar más, como veremos, ya que los españoles no somos iguales frente a la normativa tributaria.

La importancia de llamarse Ernesto

No hay en España ahora un plan de control tributario contra las lámparas que atraen a los mosquitos. Ni contra los que se llamen Cristiano. No es cierto. Y él no está ahí por llamarse Cristiano. Si se llamara Manolo y hubiera montado distintas sociedades en paraísos fiscales con una estructura sin sustancia también estaría ahí. Si la inspección pensara que Argimiro solo tiene empresas en el exterior para tributar menos también estaría ahí. Nosotros tenemos en el despacho a personas cuyo nombre es tan sencillo como Salvador, Juan, Vicente… y también están ahí.

Guerra de Titanes

Una de las últimas iniciativas aprobadas desde el Parlamento europeo vuelve dirigirse a los grandes gigantes multinacionales, que no son tan gigantes en su contribución a las arcas públicas de muchos paí­ses de la Unión donde se ven mucho sus marcas. Esta vez, se trata de imponer una obligación más de información a todas aquellas entidades que superen la cifra de 750 millones de euros de facturación anual. Dicha obligación va a consistir básicamente en dejar al desnudo sus interioridades fiscales para que, de este modo, todo el mundo sea conocedor de dónde, cómo y cuánto tributan estas empresas. Lo anterior, por supuesto, amparándose en la popular transparencia fiscal que tan en boga está hoy en dí­a.

El dinero moreno del verano y otras estaciones

En la última campaña de la declaración de la renta la Administración Tributaria ha incluido en los datos fiscales de numerosos contribuyentes que conoce de la existencia de inmuebles que o bien están arrendados o que están ofertados para su alquiler. Aviso para navegantes, y es que, siguiendo con los términos marinos, el fisco cada vez bucea más en las redes sociales y demás páginas que curiosea todo hijo de vecino, con lo que está haciendo cábalas de posibles hechos imponibles que puedan suponer una renta para el titular del anuncio y que tiene serias dudas de que estén siendo sometidas a tributación. No debemos sorprendernos de estas prácticas, ya que como sabemos, cada día la AEAT está más avanzada en el campo informático. Dicen que solo tenemos por delante al IRS, los americanos.